lunes, 19 de octubre de 2009

Mercurio: experiencias de una marciana (II)

Mercurio es un planeta excepcional. Es bello contemplar sus dos amaneceres acurrucada junto a la persona amada…y el Sol, en ningún planeta tan cerca…tan presente.
La experiencia fue larga (casi diez años terrícolas). Pese a poseer una atmósfera de temperaturas extremas, sus habitantes se caracterizan, principalmente, por la frialdad.
Habitan en los cráteres más profundos del planeta, creados por el acoso de meteoritos durante siglos, y donde el calor diurno prácticamente no llega. Son zonas heladas, donde los mercurianos han construido toda una civilización en desarrollo.
Los mercurianos enamoran físicamente. Son fuertes, de carácter seguro, centrado y serio. Tienen sin embargo, una carencia enorme, y es, como he indicado, su frialdad.
Son seres abiertos al amor, no lo niegan, pero su manera de demostrarlo es nula. Una no sabe prácticamente qué es lo que siente un mercuriano…y llegas entonces, a acostumbrarte, a una vida en la que el cariño, la atención o el romanticismo son casi inexistentes. La desatención no es intencionada, simplemente son así.
Los marcianos somos seres volátiles, sensibles, cercanos, románticos sobre todas las cosas…por ello que nuestra curiosidad en este planeta se alargara en el tiempo…era tan increíble encontrar en el universo nuestra antítesis, que mereció el estudio, la experiencia.
Es cierto ese dicho terrícola que indica que “los polos opuestos se atraen”…a esta marciana le costó mucho separarse del polo negativo…pero debía seguir mi camino en el espacio.
Seguiré informando.

sábado, 10 de octubre de 2009

Saturno: experiencias de una marciana.

He viajado en el tiempo y el espacio. He conocido cientos de seres y razas en este universo que compartimos. Así que para contaros un poco más de mí, comienzo por mi experiencia en Saturno.
Nuestro procedimiento no tiene nada de especial. Realmente lo que hacemos es introducirnos en un planeta y asimilar fácilmente sus costumbres mediante la observación efectuada, previamente, sobre el terreno.
Los marcianos tenemos una ventaja orgánica para desarrollar todo este trabajo, y no es otra que nuestra condición mutagénica. Esto quiere decir que podemos adoptar formas y entidades a gusto. De ahí que sea tan fácil nuestro estudio y adaptación.
Saturno fue toda una experiencia que minó por completo mi estado anímico y tuve una recuperación larga antes de aceptar otra misión.
¿La culpa?...solo mía, y es que me fui a enamorar perdidamente de un saturnino…si, ya lo se…”errare marcianum est”…también.
Los saturninos son unos seres sociables, bellos, artistas…pero emocionalmente padecen una tara que no les permite manifestar, o hablar con libertad de sus sentimientos, por lo que se sienten, ante la frustración, atacados por el que los ama.
No asimilan el amor, si en cambio, conocen el concepto, del que se vanaglorian de sufrir constantemente como verdaderos platónicos. Padecen una especie de interés afectivo que se llega a confundir, si no se hace un buen ejercicio introspectivo de la raza, con sentimientos. Con esto me refiero a que se aprovechan de las situaciones en su beneficio, sin tener en cuenta el padecer del otro.
No fue una buena experiencia…pero mi informe fue profesional y totalmente objetivo, pues analicé la situación en todas sus dimensiones, y así, fui capaz de olvidar…
Afortunadamente vivo en la actualidad, como sabéis, la experiencia terrícola…hay tanta diferencia entre los mundos…tanta diversidad entre sus seres…
Seguiré informando.

sábado, 3 de octubre de 2009

Sentidos marcianos.

Debí agudizar mis sentidos marcianos, pero supongo que con toda esta experiencia, han quedado dormidos o aletargados en alguna parte de este cerebro terrícola. Si bien es cierto, que otros han sido totalmente anulados…en fin, que todo esto me ha llevado de nuevo a tener una situación para llevar al análisis...

Hace tres días:

- ¿Entonces a qué hora quedamos para el cine?
- … (silencio) Te iba a llamar esta mañana y después me acordé a medio día…total, que al ver tu mensaje pues…la cosa es que me tuve que desplazar hasta la casa de mis padres a ayudar con una obra que están haciendo y se me pasó avisarte…no puedo quedar.
- … (mi silencio) ¿en serio?...bueno…pues nada…
- Te llamo ¿vale?
- Si vale, adiós.
- Chao.

¡Qué raza tan complicada!, ¡joder!...con lo fácil que es la comunicación telepática en Marte… ¡la de disgustos que nos ahorramos!…