sábado, 26 de septiembre de 2009

Marciana en prácticas.

Y allí nos encontramos tras una noche de jarras de cerveza…estaba claro que no era la mejor forma de llevar a cabo una cita, pero me lo estaba pasando tan bien con todas aquellas circunstancias, momentos, pensamientos y experiencias nuevas…que el tiempo pasó rápidamente entre conversaciones amigas.
Apareció entre el gentío del final de una noche perfecta, que se convirtió en ideal sólo con un beso. La espera mereció la pena.
Es imposible, incluso para una marciana analítica y docta en el estudio de otros planetas, la descripción de todas las sensaciones que se suceden ante la experiencia terrícola.
Deseo, ansia, espera, ilusión, ensimismamiento, ensoñación, alegría, tristeza, inseguridad, nostalgia, risas, lágrimas, vigilia, sueños, amor, odio…y esto sólo por citar algunas…
¿Cómo es posible que no exploten los terrícolas ante tanta confusión cerebral emocional?
Está claro que tengo que seguir investigando.
Enviaré informe y daré parte de la prórroga de mi estancia.

sábado, 19 de septiembre de 2009

Trabajadora, seria, optimista e hipotecada.

Estaba nerviosa…era la segunda entrevista en cuatro meses y quería que saliera bien.
Cuando por fin la llamaron, notaba como las manos le temblaban…debería controlarse un poco, pero la necesidad era más grande…
Tras una lectura de su currículo, pasaron a las preguntas “chorra” acerca de su personalidad…
- Defínase en cuatro palabras…
Ya empezamos…-pensó ella. Estaba cansada de preguntas sin sentido. ¿Qué esperaban?: ¿soy una gran trabajadora, psicópata, reprimida e inestable?... ¡joder!
Así que, pensándolo un poco, contestó…
- Trabajadora, seria, optimista e hipotecada.
- ¿Perdón?-dijo el entrevistador-No creo que hipotecada sea un rasgo de su personalidad…más bien de su estado económico, o de su bolsillo, de su cartera…- Menudo psicólogo inteligente. Le sobraba dinero y trabajo.
- Si Ud. lo cree así…pero si me hubiera hecho la misma pregunta hace nueve meses, cuando aún el euribor y el tipo de interés, no habían bajado…no sé qué le hubiera contestado acerca de mi personalidad.
Salió de allí sin saber si el puesto iba a ser suyo…pero con una satisfacción incuestionable.

viernes, 11 de septiembre de 2009

Desde Troya con...impaciencia.

Y llegó a Troya.
Y allí le esperaba yo medio alcoholizada (y es que algo tenía que hacer mientras esperaba). De todas formas, este estado cambió radicalmente al de nerviosismo cuando le vi pasar, con su sonrisa de Jocker, la puerta.
Estuvimos hablando hasta que Troya cerró, pero justo en la marcha, conocimos a unos piratas brasileños que nos invitaron a una copa… ¡desde qué no bebía Caipirinha!...y seguimos hablando. Algunas miradas se cruzaban en nuestro camino…de esas que te hacen cosquillas en el estómago…experiencias terrícolas nuevas para mí, y que me hacían sentir aún más nerviosa, si cabe.
Los piratas también clausuraron la noche, por lo que nosotros también decidimos finalizarla.
Le alcancé con mi vehículo marciano camuflado (es decir, mi máquina del tiempo prestada) hasta el suyo…y seguimos hablando hasta tarde.
Cansados de tanta charla decidió marcharse…y se despidió con la promesa de una próxima cita. No hubo beso.
Voy a tener que posponer mi vuelta a Marte…estudiar más sobre el ritual de conquista terrícola, y calmar esta impaciencia que me golpeó con dos besos en la mejilla…

sábado, 5 de septiembre de 2009

Llamada interestelar.

- Hola, no te lo vas a creer…estoy esperando a la grúa. El coche se me acaba de estropear.
- ¿En serio?...bueno… ¿quieres que baje y te ayude en algo?
- No tranquila, gracias. Ya llamé a la grúa y tiene que estar al llegar.
- Bueno…pues que no sea grave. Otro día quedamos entonces…
- Si ya te llamo.
¡No me lo podía creer!...había hecho un viaje interestelar para que me dejara colgada en el último momento. Si es que yo lo sabía… ¡joder!, si no te apetecía haber avisado y no hubiera venido…menos mal que había quedado con unas amigas terrícolas, que si no estaría sola esperando por un chico que no iba a aparecer.
Seguimos bebiendo cerveza en Troya…Paris y Elena eran felices en esta versión de la historia y Héctor me tiraba los tejos…suena el teléfono.
- ¿Aún estás por ahí?
- Si…claro…pero, ¿y el coche?...
- Nada era una tontería y lo pude arreglar. Espérame y nos vemos ¿vale?
- Si, si claro…estoy acompañada y aún no me había ido. Te espero.
Me tuve que tragar mis pensamientos mal intencionados...hay que tener más confianza…pero es lo que tiene ser de otro planeta. Hay tanto por descubrir…