viernes, 12 de septiembre de 2014

Magic.

En el mundo de alas de cristal, el miedo sólo existe en el momento del nacimiento. Es un estado que se presenta inminente, para que de manera innata, uno crezca superando ese obstáculo. Apenas dura una hora, a veces incluso menos. 
El recién nacido llora hasta la afonía y el cansancio, pero cuando afronta por completo esa fase...simplemente crece. Se aferra al valor que va creciendo en su interior y lucha contra aquello que lo desestabiliza. No es frialdad, es superación.
En este mundo de color verde agua, las nubes se pintan cada mañana de diferentes colores y formas, mirar al cielo no es sólo un juego de niños. 
Los ríos cantan en un idioma legible, los valles viven en constante primavera y los picos de las montañas poseen nieves perpetuas, para que deslizarse en trineo pueda hacerse incluso en verano. El cambio climático es un personajillo que jamás quiso ser inquilino...consideró en su momento que no era rentable.
La fauna que habita este mundo de cielos violeta, no difiere mucho de la de otros mundos. Sin embargo los seres mágicos, han encontrado un lugar donde no morir. El unicornio es el rey de los bosques, el león de la selva y el kraken habita en las fosas marinas. El cielo es de quien quiera volar...
En el mundo donde el silencio nunca es suficiente, el amor carece de obstáculos...porque siempre es verdadero. El ser humano que allí habita no es mentiroso, ni hiriente...no es un lugar perfecto, pero es ideal...porque el miedo tampoco encontró donde residir.
No es Utopía, aquí Moro no hizo escala. No es Fantasía, donde Ende reina, o Nunca Jamás donde Peter no crece...ni Oz, ni Narnia, ni Las Maravillas...donde el sombrerero loco me espera para el té...ni el Olimpo, ni el Hades, ni el cielo ni el infierno, ni arriba ni abajo...
Este, es mi mundo...y en él, tú estás a mi lado. Si quieres...llámalo *Magia*.