viernes, 30 de abril de 2010

Receta para un príncipe azul.

Cola de asno,
anca de rana, bien machacada en una palangana.
Ojo de cíclope,
testículos de toro, sazonados ambos por las manos de un moro.
Agua de lluvia de una nube mañanera,
baba de la sonrisa de una hiena,
pluma de un buitre risueño (previamente bañado en un barreño)
Oreja de un lince sordo,
pétalos de nenúfar hundido,
lengua de ángel caído.
Preparar toda la pócima en un caldero agujereado de latón dorado. Remover sin derramar hasta su total solidificación.
Colar el contenido con un nido de gorrión castrado, y verter directamente sobre la tierra de un establo de un caballo alado.


Terminé de leer la receta al completo. Miré el envés de la hoja por si faltaba algo…no era tan difícil, pero ¡claro!, quien se atreve a darle un beso al príncipe azul que salga de estos condimentos…

martes, 13 de abril de 2010

En primavera.

Estaba cansada de buscar el amor en las margaritas silvestres…cansada de quedarse con un tallo vacío que no escondía ilusión en el interior…ninguna respuesta en los pétalos.
La primavera llegó este año sin sorpresas, sin deseos…
Sin embargo no ocurría lo mismo en el colegio donde trabajaba. Los niños estaban alterados, desquiciados si cabe, se “insinuaban” unos a otros: a Lorena le gusta Alejandro, Frida quiere a Amaro…y todo eran risas en las declaraciones…
- Seño…-dijo uno- ¿y a ti quién te gusta?, ¿no quieres a nadie?...-Sin pensarlo contestó a los ojos interrogantes del niño:
- A mi no me quiere nadie…- Daniela, con apenas tres añitos, la cogió de la mano, la miró y respondió:
- Seño yo si te quiero a ti…
Y ¡plop!...se escuchó una margarita floreciendo.