
anca de rana, bien machacada en una palangana.
Ojo de cíclope,
testículos de toro, sazonados ambos por las manos de un moro.
Agua de lluvia de una nube mañanera,
baba de la sonrisa de una hiena,
pluma de un buitre risueño (previamente bañado en un barreño)
Oreja de un lince sordo,
pétalos de nenúfar hundido,
lengua de ángel caído.
Preparar toda la pócima en un caldero agujereado de latón dorado. Remover sin derramar hasta su total solidificación.
Colar el contenido con un nido de gorrión castrado, y verter directamente sobre la tierra de un establo de un caballo alado.
Terminé de leer la receta al completo. Miré el envés de la hoja por si faltaba algo…no era tan difícil, pero ¡claro!, quien se atreve a darle un beso al príncipe azul que salga de estos condimentos…