Tras pasar la llave, escóndela bien, porque así solo tu serás el dueño de lo que siento.
Espérame entonces en el recibidor, bajaré con tiento y despacito por las escaleras de mi deseo, que no es otro que sentarme a tu lado en el sillón de los cojines perdidos...y hundirnos...ya sabes como...
Que la luz de las velas...y esa lámpara difusa, sean las únicas espías, Amor...y dame tiempo...sólo te pido eso.
Mira el jardín que nos envuelve...no te ciegues...las margaritas dicen que si, y están esperando que las conviertas en un ramo silvestre, como nosotros, hechos de yerba (te he dicho que me encanta esta palabra?).
Y abrázame, desde atrás...y báilame el alma y siente el arrullo de los susurros, y rítmame con tus manos...y déjate llevar...
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