Los locos de amor.

El mundo es de los valientes, pensaba boca arriba agarrada a la almohada como un salvavidas, observando el techo pero sin apreciarlo. Buscando soluciones imposibles sobre una capa de pintura blanca al gotelé que, a modo de pantalla cinematográfica, recibía todas las ideas que se le ocurrían y las iba exponiendo invisibles. Sólo para sus ojos.

El mundo es de los locos…de los locos de amor, si, esos están incluidos. De los que desean saber cómo y cuándo, por qué, para qué, como qué…y sobretodo de quién…con quién… ¿tu me mi conmigo?

Los locos de amor no ven corazones, el corazón les palpita tan fuerte que tienen que agarrarse el pecho para que no escape. Sonríen a destiempo y sin sentido porque recuerdan el objeto de su amor incluso en el devenir de las nubes…y sobretodo en el ulular del viento, porque el viento es otro loco. Y cuando lo tienen delante…el mundo se para y a veces las palabras no salen y de fondo…hay música. Una melodía que compone tu cuerpo que se dedica a danzar desconociendo los pasos. Y en el silencio, en la solitud…extrañan, porque hubieran deseado simplemente estar.

Y si, ella era una loca, que de madrugada agarró con una mano fuertemente su pecho, para poder escribir con la otra de su corazón.

Tu nombre.

Esta profundo...no ahogado pero casi. Navega en un mar de dudas de alta densidad por lo que moverse es un esfuerzo.

Lo he relegado a una zona en la que respira pero no habla,palpita pero no muere...porque no deseo que desfallezca en su intento de regresar de nuevo arriba y respire a través d mis labios.
Lejos de mi memoria pero presente, ya que dedica su tiempo a rascar agonizante intentando retornar...y duele.

Mantengo el alma tranquila y distante de mi habitante oculto...sin embargo la conciencia traidora me recuerda la inestabilidad de mi decisión.

Y calla, mi corazón calla y agradece,si, el pasar de los días...me lo confesó una noche de plenilunio, en el que mi lacrimal escogió el desierto a la húmeda vigilia.

Traerte, por tanto, me lo he prohibido, pensarte se me ha olvidado...vivirte sólo en las letras...olvidarte...ni en cien mil años.

En busca de un sueño.

El espíritu del tiempo habita en el corazón de un viejo tronco, en cuyas raíces dormitan algunos de nuestros sueños.

Para llegar hasta él, intenté convertirme en mariposa y libar de las flores que ocultan su paciencia, pero aparecí como un abejorro de culo gordo zumbante…igualmente no me quejé, al menos podía volar.

Quería recuperar un sueño perdido en algún lugar de aquel madero milenario…y sólo su morador conocía el lugar exacto.

Emprendí mi camino en la noche, surcando las mañanas del color de la primavera a orillas de una roca de cascada. Sin prisa pero sin pausa, me entretenía de vez en cuando a saciar mi sed en alguna que otra margarita del color de las estrellas… ¡se las recomiendo!, tienen el sabor celeste del helado más fresco…

Hay que explicar que cuando uno alcanza la meta del tiempo perdido junto a aquel árbol, cada segundo  se convierte en minuto, y cada hora es un día…el tiempo no es tiempo en el sueño del maestro relojero…es magia que gira al vaivén de su voluntad…y la paciencia se convierte en virtud y aliada.

Yo llegué a sus cercanías una brillante noche de sol en cuarto menguante, noté que me acercaba cuando el palpitar de mi corazón se fue pausando: pupumpum, pupum, pum, pum…pum…pum…y es que el mago controla su espacio, para que todo sea sincrónico. Nada es al azar, ni tan siquiera el suave pulular de mis alas de seda, o mis suspiros impacientes…la sinfonía de sonidos que se escucha alrededor del árbol es perfecta, sin más.

(Continuará)

Secretos del corazón.

En mi vida secreta pienso en ti…y te extraño con la rabia más dolorosa del corazón…porque en mi vida secreta mi boca no sabe más que degustar tu nombre. Tu etéreo nombre ardiente e invisible.

Desde donde nadie me ve maquillo mis ojos con el color de los tuyos, porque busco reflejarte en ellos y ocultar así, el devenir de los míos…créeme, lo he conseguido.Y es en mi vida secreta donde escucho la melodía de tus sonidos, porque en el resto de la ficticia realidad en la que me permito balancear, se distorsiona con lo mundano.

En el país del amor perdido, los amantes agrietamos los labios buscando los besos desdichos, las palabras sabrosas y los abrazos estrechos que una vez nos saciaron.

En la época del pensamiento interior, me permito rememorarte…en pequeños instantes, para que el sufrimiento sea breve…porque duele amor, incluso a gotitas.

Y en el silencio de la vida inane sin ti…obviando la realidad y la lógica de lo que me rodea, sigo esperándote…aunque tú nunca lo creas, o siquiera vuelvas…o acaso me extrañes.

Tempus fugit.

Me pides tiempo…para que la indiferencia descubra que mis besos ya no llenan tus labios, ni tu alma. Me pides paciencia…y amor, carezco de ella. La intento atrapar, lo juro. Estoy en ello…pero es esquiva.

Amaneció y sigue sin haber nubes a las que asirme. Brilla el sol, que calienta el cuerpo pero no mi ánimo…y me arrastro en las horas, minutos y segundos de una eternidad de piedra…y esto es lo que dejas en un comienzo de primavera que imaginé con el sabor de la miel dulce de las flores nuevas.

No te pago con el olvido porque sigues presente en cada letra…en las que te nombran y en las que relego a mi corazón. Sé que tú lo harás, y esa será mi lápida.

Me pides tiempo cuando ya, soy extravío.

No eres un capricho.

No eres un capricho. Ni una decisión vaga de un corazón primaveral. No eres la indiferencia de mis sentimientos atropellados, ni la justificación al error de una margarita celosa o la conclusión de una soleada noche de mascaritas.

Eres poquito a poco…como el aroma del café que se va apoderando de una habitación, como las primeras gotitas de lluvia que apenas empapan pero predicen la tormenta, como el viento que juega con mi pelo y sólo me permite escuchar su murmullo.

Eres el día más bonito, con los dibujos más hermosos del artista que se inspiró en un mundo sin ti. La estación más deseada en la que te acurrucas al calor de las flores que se asoman para dar la vida. El vórtice de los deseos que te confieso bajito y en secreto.

Inspiras, porque eres Llamas de un sol que no quiere apagarse bajo un mar ansioso de calor y en su periplo celeste me haces buscarte en las nubes de mi imaginario dormido que abrió los ojos danzando a los pies de un príncipe multicolor.

Por todo esto me repito…no eres capricho, eres despertar.

Soy poeta.

Soy poeta. Aedo con cuerdas ortográficas, versificadora y trovadora de mis días…cuentista, fabulista y novelista de miles de páginas que aún me quedan por vivir, escribir y transmitir…

Soy letrista, guionista y artista de la imagen que forman mis palabras…fotograma a fotograma, voy componiendo la obra de mis acrobacias y la melodía de mis caídas que, espero, tornen triunfos.

Soy princesa, bufón, libélula, enfermera de mi corazón recosido con hilo dorado tejido por una araña de un cuento inconcluso que espera regrese para convertirla en reina. Y mientras compongo mis vestiduras teatrales, salto para alcanzar las estrellas de una noche hacia Nunca Jamás.

Soy el personaje secundario de cualquier historia nacida en una noche donde el Sol no quiso acostarse con el Mar, sino que esperó a la Luna para ser su amante; pero también de aquellas que simplemente me cuentan mis dedos, porque no saben estar callados.

Soy sólo una chica, una cualquiera, que reconoces u olvidas, que ansías o relegas, que hace mucho tiempo, buscando margaritas, tropezó con las letras.