
Pero mis ojos no pueden mentir…y siempre acababan chocando contra los suyos. Y mi corazón, ¡Boom! Explotaba…y esa tonta sonrisa que no me abandona cuando la miro…preciosa envuelta en plumas…perfecta sobre el tacón. Perdona mi indecisión…
¡Cómo explicar, sin herirte, que te deseo!, ¡que sueño con probar tus labios y tus pechos firmes!, ¡que mis brazos rodeen tu cintura y en un juego de figuras no puedas desengancharte! Mujer…no puedo explicarte…
Soy un payaso triste, que como el león de Oz, no sabe encontrar valor.