miércoles, 11 de febrero de 2009

Al otro lado.

Sentada. Mantenía las piernas unidas y ladeadas, en una postura decorosa e inalterable. El torso, erguido, para que su rostro recibiera agradecido los rayos de sol. Entrelazaba sus manos bajo el pecho, que aferraban un bolsito negro acomodado a su cuerpo. Vestía un traje sin vida, que se perdía en el graffiti del banco sobre el que descansaba. Anacrónica. Invisible.
La juventud, que había salido corriendo un día, se mofaba de ella a través de las palabras de los niños, o de la miradas compasivas de los adultos. Su dignidad se tambaleaba sobre un borde muy fino. Era un esfuerzo mantenerla en equilibrio, lo conseguía a través de su carácter disciplinado.
La vida jugó con ella, pero nunca se aferró a un rosario ni a una oración ante los problemas. Su fe murió con sus hijos, con su amor. Con la edad se había autoafirmado en sus convicciones. Dios no existía.
Así que allí se encontraba, como cada domingo. Observando la vida y esperando la muerte. Nadie con quien hablar, nadie con quien compartir. La mirada perdida, siempre ausente. Lo que ante ella acontecía se desarrollaba en blanco y negro, como en una película antigua. En otra época, en la que desde aquel banco, asida a la mano de su marido, veía a sus hijos jugar. Crecer.
- ¡Cuidado Martín!- gritó- lo cual hizo que la gente volviera a mirarla de aquella forma.
- ¿Se encuentra Ud. bien?- le preguntó un caballero. Sin respuesta y avergonzada, emprendió el camino a casa, perdida, hasta que reconoció la estatua del ángel que daba inicio a su calle.
Lo había conseguido. Cada vez, era más difícil recordar… ¿Cuánto llevaba dando vueltas? Al llegar a casa, llamaría por teléfono al servicio de información…ellos siempre contestan.
- Hola mi niña, ¿qué hora es?

4 comentarios:

Isabel de León dijo...

Puedes votar este relato para que se incluya en un libro solidario de apadrinamiento infantil.
Información en:
http://www.erabradomin.org/relatos.html
Saludos de la chica a todos.

Rumen Justo dijo...

Hola Isa, no sabia que tenias un blog, está muy bien, mucho ánimo y a ver si entras dentro del libro, espero que si, cuenta con mi voto. Ah!, y no olvides visitar mi blog también, saludos.

CoCo dijo...

La vida es cruel, animándote a beber de ella con todas tus ganas para luego ir abandonándote a través de todos los poros de tu piel... secándola, secando tus ideas, tus recuerdos... dejando que te marchites hasta quebrarte por última vez.

Me encanta la vida... pero joder, eso no se lo perdono.

Isabel de León dijo...

Muy cruel olvidar...la vida a veces es muy p***

Saluditos.