Con meditación y dolor inició el vuelo. Las alas empezaron a batir, incluso antes de que ella pensara tan siquiera en abandonar…era extraña su autosuficiencia. Su poder evasor. Y el silencio ante la huida ya tan próxima, retumbaba en su conciencia.
Y quiere viajar…no abandonará…sin importar, luego echarse de menos.
En un pasillo estrecho, angosto, tacaño al espacio y con seis ventanas colgantes, dejé un rastro de migas. Los pájaros se posaban desconsolados ante los cristales, celdas de su deseo. Y al final del camino, creado por el hambre de la esperanza, te espera la chica que conoces. No temas. No hay más.
domingo, 22 de febrero de 2009
Sin importar...
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