domingo, 7 de diciembre de 2008

Seis.

Sentada sobre la inopia del amor besó mis labios secos. Los hidrató con agua de un manantial mágico que pese a estar cerca, me costó encontrar toda una semana. Con deseo hizo ruborizar los capilares traidores de mis mejillas y quedé prendida a una foto robada, a unos labios ansiosos, al desconocido destino.
Y cuando de nuevo me encontré cerca de la zona prohibida, un satélite envidioso y desesperado me separó del calor de tus palabras, encerradas, ebrias e infantiles…así me quedé. Como la lluvia de Noviembre…fría. Y la sed no sacio.

No hay comentarios: