
En un pasillo estrecho, angosto, tacaño al espacio y con seis ventanas colgantes, dejé un rastro de migas. Los pájaros se posaban desconsolados ante los cristales, celdas de su deseo. Y al final del camino, creado por el hambre de la esperanza, te espera la chica que conoces. No temas. No hay más.
lunes, 26 de enero de 2009
Sonido acoplado.

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4 comentarios:
Eyyyy, que bueno el relato, me gustó mucho,incluso se podría adaptar a un pequeño corto con un off, guapo guapo...
tu crees???jajaja pues nada nos ponemos y otro corto más para este año jajaja
Enhorabuena, breve intenso, con sustancia.
Un saludo
Gracias Javier!!Por segunda vez!!!(primera en tu blog) Jeje!!!!
Un saludo
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