jueves, 27 de noviembre de 2008

El buscardor de setas.

Es real. Vive lejos de esta isla, a veces creo que en otro mundo, a veces, que mi capacidad imaginativa lo creó para evadirme.
Nos encontramos hace años en un viaje, durante el cual, fue robando partes de mí.
Comenzó por quitarme los ojos en un combate de miradas que me fue imposible ganar. Se quedó con ellos como trofeo.
No contento con esto, se apoderó de mis pies, los ató a unas cuchillas y constantemente, se deslizan sobre el hielo de su corazón.
Para evitar el calor me cortó las manos. La derecha mientras paseaba por un puente con una torre, la izquierda, se la guardó en un bolsillo de su chaqueta. Y por último mis labios y mi lengua, que quedaron pegados a un dedo de su mano mientras volábamos de regreso al origen de los días.
Y heme aquí, escribiendo con la memoria, atenta al sonido de mi vida…es lo único que me queda.
Mientras él, camina solitario por los humedales de su vida, en busca de setas que yo le regalé un día.

2 comentarios:

Isabel de León dijo...

Felicidades Edu!!!!!
Besitos

Anónimo dijo...

estupenda entrada!

transmite añoranza por alguien que se fue porque lo dejastes irse ,claro!

¿porque dejastes que se fuera?
jaja

escribes muy bien .saludos