Al final no queda nada…ni siquiera un amigo. Todos se van con la maleta. Y solo, comienzas a gatear.
Rehizo su vida. Creció de nuevo. Aprender era más fácil (venía con experiencia). Y camina…
Yo aún balbuceo.
En un pasillo estrecho, angosto, tacaño al espacio y con seis ventanas colgantes, dejé un rastro de migas. Los pájaros se posaban desconsolados ante los cristales, celdas de su deseo. Y al final del camino, creado por el hambre de la esperanza, te espera la chica que conoces. No temas. No hay más.
1 comentario:
Muacksssss!!! Sigue escribiendo.
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