lunes, 10 de noviembre de 2008

Uno.

Con aviso previo. Vino y se fue. Pero en el transcurso, pasó toda una vida para descubrir que al final todo acaba. La maleta que arrastraba no sólo se rellenó con su ropa, también con recuerdos, sentimientos…y todas esas cosas que uno guarda, y que, como ese par de zapatos viejos y cómodos, no quiere dejar.
Al final no queda nada…ni siquiera un amigo. Todos se van con la maleta. Y solo, comienzas a gatear.
Rehizo su vida. Creció de nuevo. Aprender era más fácil (venía con experiencia). Y camina…
Yo aún balbuceo.

1 comentario:

Con vistas al jardín dijo...

Muacksssss!!! Sigue escribiendo.